Hace algún tiempo me llamó un amigo que estaba sufriendo un incendio en sus instalaciones. En concreto, en una nave industrial ya con bastantes años sobre sus cimientos. Requería mi propia experiencia en casos similares.
No había habido ningún accidentado (la mejor noticia de todas), pues el fuego había comenzado de madrugada, sin nadie trabajando en planta.
A la consecuente dotación de bomberos, policía local, peritos de parte (que nadie sabe cómo se enteran tan pronto), se les unía la práctica totalidad de la plantilla, la dirección y la propiedad con mi amigo y su familia al frente.
Muchos rostros expresaban la preocupación por sus puestos de trabajo, otros, por la pérdida de clientes, por el futuro, por unas propiedades donde habían deambulado desde pequeños como parte de una normalidad familiar. Las lágrimas surcaban las mejillas mientras que la que fuera una productiva instalación borboteaba humo negro a un cielo limpio otoñal.
Pasaron los días y las semanas y poco a poco se fue esclareciendo lo que había pasado. Había sido una fortuita deflagración en un viejo cuadro general, un vetusto cajón digno de Mary Shelley, pero que cumplía con todas las normas y que había sufrido su mantenimiento correspondiente. Hasta que alguien me hizo centrar su atención cuando dijo: “esto se hubiera evitado con una inspección eléctrica por empresa especializada con cámara termográfica…”
Cierto. Ya hemos comentado en anteriores ocasiones la idoneidad, tanto legal como lógica del mantenimiento de las instalaciones eléctricas (críticas como las que más), pero, me gustaría centrarme un poco más en lo que es la termografía.
- Es un procedimiento no invasivo y no destructivo, ya que se mide a distancia sin tener que tocar, contaminar (o contaminarnos nosotros), con el objeto estudiado.
- Se puede aplicar a casi cualquier proceso productivo, con mediciones a tiempo real y sin tener que detener dicho proceso dado su carácter no invasivo.
- Los resultados se obtienen con enorme rapidez, prácticamente de forma instantánea.
- No solo nos aporta un estado en el momento de la actuación, sino que se puede emplear para detectar patrones y tendencias.
- Es una técnica realmente muy precisa.
- Además, es verdaderamente asequible y no genera sobrecostes importantes, sobre todo, si la comparamos con los beneficios que se obtienen.
Con la termografía podemos detectar fugas eléctricas, deterioro de los aislantes, el sobrecalentamiento de dispositivos, suciedad y contaminación, malos contactos y conexiones flojas, desequilibrio de fases, anomalías térmicas, y un gran listado de problemas potenciales que se localizan detectan de forma muy fácil.
Quizá mi amigo hubiera podido salvar su nave, pero no hubiera bastado “enchufar” una cámara al cuadro y comprobar algo parecido al mapa del tiempo de una cadena de televisión. El correcto uso de estos dispositivos requiere manejar algunas variables tales como las condiciones de humedad y temperatura del entorno, la correcta distancia de aplicación, las características de las superficies a medir entre otras. Y, como todo en el mundo profesional, todo ello se debe saber hacer y elegir a la empresa o al equipo de profesionales idóneo para ello es fundamental.
Todos los cuerpos emiten calor, que podemos sentir, pero no ver, ya que, en el espectro electromagnético, se manifiesta en infrarrojos. Por ejemplo, algunas serpientes, como la de cascabel, sí que pueden “ver” esta frecuencia que se alimenta principalmente de radiación térmica. Todos los objetos emiten radiación infrarroja directamente proporcional a cuanto más caliente estén. Lo mismo que utilizaba el peligroso “Predator” del film de John McTiernan.
Nos podemos valer de unas cámaras que captan esta radiación y la codifican en colores. Un píxel, una temperatura de forma exacta e inequívoca, y que a la postre, conforman una imagen bidimensional del objeto estudiado; un mapa de calor.
Esto que hemos descrito es una termografía, una de las herramientas más potentes del mantenimiento preventivo.
No solo se emplea en instalaciones eléctricas, sino que tiene gran variedad de aplicaciones en sectores como el de construcción, arquitectura, ingeniería, la meteorología, conservación o la medicina, donde se usa para detectar con las variaciones de temperatura tumores, lesiones o infecciones.
Auditar nuestra instalación eléctrica con estas termocámaras nos aporta grandes beneficios y ventajas sobre otras técnicas predictivas:
Muchos engloban a esta técnica dentro del mantenimiento predictivo. Sea como sea, lo importante es tener un plan de mantenimiento y recurrir siempre a una empresa especializada que cuente con el personal cualificado, la experiencia y los medios suficientes. Recordemos los beneficios del mantenimiento:
- Los económicos:
- Los que inciden en los resultados como la reducción del número y porcentaje de averías, la reducción de los propios costes de reparación y el ahorro de costes en general a largo plazo.
- También mejoran los resultados desde una vertiente operativa como la mejora del rendimiento de los equipos, la disminución de los consumos, la disminución de cortes eléctricos, subidas y bajadas de tensión y paradas innecesarias y no programadas.
- Y los que mejoran los resultados de una forma patrimonial como la prolongación de la vida útil de equipos y componentes, protección de los activos frente a siniestros y la disminución de existencias en recambios y piezas. También englobaríamos en esta taxonomía el estar al día de nuevas soluciones, componentes y materiales que se pueden asumir con un coherente plan de inversión.
- Los de seguridad, con la reducción al máximo de accidentes de toda gravedad, hasta, como en el caso de mi amigo, de un incendio.
- Y los del cumplimiento de la normativa, fuera de objeto de toda discusión y a cumplir sí o sí.
No esperemos a que ocurra algo tan terrible como un incendio. El mantenimiento nos puede ayudar a evitar estas circunstancias sin tener que llegar a éstas y nos aportará interesantes beneficios económicos y de seguridad de personas y activos. Y, dentro de todas aquellas técnicas que podemos utilizar, la termografía es una de las que más información cuantiosa y exacta suministra a un coste muy competitivo y sin tener que influir en nada en la producción.